Mis servicios de psicología te interesan si…
Vas a tener familia o tienes bebés y algunos flecos que pulir al respecto.
La adolescencia es la etapa más apasionante y apasionada de la vida de una persona. En eso seguro que estamos todos de acuerdo.
Dejamos la infancia atrás y toca aprender a vivir en la adultez con un cuerpo y una mente que no reconocemos. Y puestos a no reconocer, no reconocemos ni a nuestra madre.
Y claro, pasa lo que pasa: que tenemos problemas con nosotros mismos o con el resto de la humanidad. O con ambos a la vez.
Para que nos hagamos una idea, así pueden ser los pensamientos de una persona en plena adolescencia…
No me gusta mi cuerpo: mi pelo, mis muslos, mi voz, mis tetas, mis pies, mis… son un horror.
Me asusta que mis compañeros y amigos no me acepten, tengo un FOMO nivel dios.
No sé cómo entender el sexo: ¿Toca ya? ¿Sabré hacerlo? ¿Es normal lo que me pasa?
Mis padres no me entienden y me agobian con tonterías que me molestan.
Tengo miedo de que falte el dinero en casa y que mis padres se queden en paro.
No estoy a gusto en ningún sitio y no puedo dejar de darle vueltas a la cabeza.
No me apetece volver a casa; hasta hago por no coincidir en la cama.
Tengo la sensación de estar dentro de una batalla en la que el dinero es una constante.
Me gustaría que mi pareja me entendiese, pero no le parece bien nada de lo que hago.
No sé si sería mejor separarse que malvivir de esta manera.
Tengo demasiadas ganas de acostarme con otra persona.
No quiero sentirme culpable por todo, la vida no puede ser un juicio continuo.
Atención, parejas del mundo: no hay mal que 100 años dure, como reza el refrán.
Yo añadiría: plantadle cara pronto y no lleguéis a tener un mal que dure 100 años. Ni 100 horas tampoco, por favor.
¿Eres de quienes piensan esto?
Si hay una experiencia en la vida de esas que te cambian por dentro y por fuera, es tener descendencia.
Peeeero, a veces se nos va un poco de las manos y encima nos sentimos culpables por no sentir solo todas esas emociones que se supone que debemos tener.
De eso se ocupa precisamente la psicología perinatal, de abordar las preocupaciones de todas las fases del nacimiento de un bebé: concepción, embarazo, parto, posparto y crianza temprana o puerperio.
Es muy sencillo: me escribes o me llamas, cuadramos agendas y a trabajar se ha dicho. Cosillas varias que seguro quieres saber:
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